Me pregunto si será verdad que nos acordamos de Santa Barbara cuando llueve. Los pasos de Semana Santa deben lucir con todo el máximo explendor en estos dias. Para ello, son sus cofrades quienes deben de cuidarse de ello y proceder a su limpieza con el mayor rigor. El problema surge cuando, de año en año, estos adornos de plata quedan olvidados en almacenes de la ciudad. Ahora haber quién és el intrepido cofrade que debe de pulir toda la mugre de un año de espera. Tanto cuesta su cuidado dos ó tres veces al año y no dejarlos al buén criterio del tiempo. Pués ala ¡¡ A rascar!!.-
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