Alicante és un eterno Carnaval. Solo hace falta el mirarnos los unos a los otros y basta para esbozar una sonrrisa. Solo hace falta ver sus contrastes en edificaciones, sus obras, la suciedad acumulada, sus playas en top-lets y los tangas, el transporte público, su estación de Autobuses ó de Murcia y así, la ciudad se covierte en una tombola
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