Nada mejor que una buena orquesta acompañada de una de las mejores vistas de la ciudad. Una orquesta que, a cambio de su excelente interpretación fué premiada con un bocadillo en una servilleta y una simple Coca-Cola. Por lo menos estuvieron sentados y comieron algo. Unos quinientos comensales que, si el acto estaba previsto su inicio a las 21 horas, empezó con 60 minutos de retraso. Unos comensales que por lo visto no tenian nada que decir ni aportar, solo aguantar para posteriormente zamparse el agape. Un presidente de la Diputación que, fundido en su traje deseaba desaparecer y al que nadie se dirigia, más solo que ún ermitaño. No digamos del Molt Honoratble, quién no aportó nada nuevo y si nombramos al presidente de la Cámara de Comercio, llegó á aburrir hasta los peces de la darsena del Puerto. Si hubo una persona muy beneficiada en este encuentro, la alcaldesa de la ciudad quién, como su hija era nombrada belleza de la hoguera que ya fuera su madre, no se presentó a esta Noche de la Economia Alicantina.
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