Lo siento, lo siento y mucho. Con los años quizá la añoranza, los recuerdos, los seres queridos y el cambio producido en la ciudad, ha influido para que Alicante no sea tan agradecida con nosotros. La ciudad no tiene la culpa y sí y mucho la mano del hombre y de las mujeres que la dirigen ó intentan dirigirla sin las ideas claras en su transformación. Pero seamos realistas y sinceros porque, la culpa és nuestra y solo nuestra por ser tan pasotas y condencendientes con quienes han destrozado lo bello, natural y emblematico de la ciudad.-
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