Nosotros que conducimos un mogollón por nuestro trabajo y algunos más, cuantos sobresaltos de muerte no nos habremos llevado por culpa de alguna imprudencia de otro conductor. La sangre nos baila en el cuerpo como un cha, cha, chá en la disco. El infortunio quiso que, este conductor falleciera a consecuencia de un infarto debido presuntamente al susto por ún accidente al no poder frenar debidamente.-
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