Ni se inmutaron cuando una de las palmeras de la Explanada casi los atonta en su caida. Ellos un grupo de las Islas Canarias, cantaban alegremente sus tradicionales canciones y de repente, zás palmera que se caé. Pués bién siguieron cantando.Una piedra en el camino me enseño que mi destino era, rodar y rodar. Y rodando rodando, visitaron la ciudad.-
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