Se nos fué a su última casa y ojalá que esta sea una pequeña Ermita, donde encuentre sus pasos, su Cristo El Gitano y a todos aquellos que perdió hace muchos años. Me queria y lo queria porque, siempre estabamos discutiendo. Sus diarias compras en el Mercado Central y su vuelta a casa con su mujer, la hija de la ermitaña. Ahora solo queda ella, con su sangueta, sus fabes bullias, sus bocatas para los costaleros. Han entregado mucho a este barrio de Santa Cuz, su barrio y a cambio solo han tenido que, amistades. Es mucho porque se han codeado con lo mejor pero, el cariño no nos dá la recompensa de un bienestar más acorde con la vida. Su Ermita, Santa Cuz les debe mucho a los ermitaños, ahora en su última casa, descansa como él queria. Con Santa Cruz.-
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